"La noche es larga", esas fueron las palabras de mi padre antes de morir. Y las de su padre antes de él, y así durante largas generaciones en las que el clan de los Buhos había existido. ¿Era un lema? ¿O quizás unas simples frases? Aun no se sabía, pero había llegado un punto en el que se nos relacionaba con aquellas palabras.
-¿Jairo? -oí a mis espaldas.
Me giré, y ahí, son una mirada que ablandaría al mismísimo Lucifer, se encontraba mi pequeña hermana. Tenía los ojos rojos de tanto llorar, y con largos ríos de lágrimas, ya secos, por su rostro. Estaba desaliñada, con el vestido sucio y el pelo enredado. Se fue acercando a mí, yo no había podido pronunciar palabra desde hacía días, temía que, al hacerlo, cayese en un penoso llanto.
-Jairo -volvió a decir mientras me abrazaba-, tienes que dormir.
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