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jueves, 9 de septiembre de 2010

En el fondo, es pena.

Odio, eso es lo que siento al verte. Quiero convertirme en animal, tener una conducta inhumana, desearte lo peor. Desearía que desaparecieras de mi vida, no volver a oír tu aguda y molesta voz. Tengo asco de tí, me desespera tu cercanía, tu hipocresía y tu falsedad. Eres todo lo que detesto, eres aquello que me enfurece e irrita. Sólo eres una niña, aunque seas mayor que yo, en un cuerpo de "adulto".

¿Por qué no te callas? Nadie te aguanta, la única razón que te hablan es el miedo que tienen a no hacerlo. ¿Por qué? Por el monstruo que te protege las espalda, ¿no te da pena? ¿No te enfurece? Yo detestaría tal situación, pero eso, ¿o no es así?, es lo que nos diferencia. Mientras yo sé defenderme, tu necesitas guardaespalda. Sé argumentar, lo único que sabes hacer es gritar. Te ríes como una histérica, y lo demás te consideran subnormal, lo eres, ¿verdad?

Pero, no quiero caer, detestaría llegar a tu nivel. Nunca llegaré a las manos, eso es respuesta de débiles que no saben actuar. Dime la verdad, ¿no te apetece llorar? Ahora que lo pienso... Eres patética, no tienes amigos, no te aguantan, y se te conoce por cosas vergonzosas. Sí, ya no te odio. Has caido aun más, ahora me das pena. Tu vida es aburrida, y dentro de unos años solitaria.

En breves seré yo quien me ría y tu quien esté pidiendo cual mendigo. Pero no te confundas, los mencionados tienen más dignidad que tú.